La reina Isabel II fue enterrada el lunes 19 de septiembre en un ataúd con unas características especiales, fabricado hace tres décadas. Se sabe que el ataúd en el que se colocó el cuerpo es de roble inglés y está forrado de plomo.
Se dice que si los ataúdes se colocan sobre el suelo, como en el caso de la reina Isabel, la estanqueidad es sumamente importante para la mejor conservación del cuerpo.
Y el plomo está destinado a impedir que el aire y la humedad entren en el ataúd.
El ataúd de la reina Isabel II, fabricado hace 30 años
Andrew Leverton, representante de Leverton & Sons, la empresa funeraria con la que trabaja con la Casa Real británica, dijo en una entrevista de 2018 con The Times que todos los ataúdes de la familia real están hechos de roble inglés y forrados de plomo.
Del ataúd de la reina Isabel II se dice que se hizo hace unos 30 años y el del duque de Edimburgo también se hizo entonces.
«Tengo entendido que la Reina y todos los miembros de la Familia Real tienen ataúdes hechos desde su vida… así que no hay retraso, el ataúd ya está ahí», dice también Matthew Lymn Rose, de A.W. Lymn – The Family Funeral Service.
En declaraciones a inews, explicó: «La mayoría de la gente está enterrada en el suelo. Pero si hay una capilla o cripta, y el féretro permanece en el exterior, está expuesto a los factores ambientales. Por eso es muy importante que esté perfectamente sellado».
Y Winston Churchill tiene un ataúd de plomo
Los ataúdes revestidos de plomo no son nada nuevo, se remontan a la época victoriana.
Sarah Hayes, directora del Coffin Works Museum de Birmingham, señala que no sólo la familia real británica ha recurrido a los ataúdes revestidos de plomo: «Winston Churchill tenía un ataúd revestido de plomo, así que no es sólo para la realeza».
Debido a que se utiliza plomo en su revestimiento, dicho ataúd resulta muy pesado. The Times señaló que el féretro de la reina Isabel tuvo que ser llevado a hombros por ocho soldados. Muchas voces han estimado que el ataúd pesa entre 250 y 320 kilos.