Llamémosle A. Acudió a mí hace unos meses con esta preocupación principal de sentirse frustrado por no ser tratado adecuadamente. A no podía decir NO y sentía que había una constante transgresión de los límites en la que no sólo los superiores sino incluso los compañeros le pedían que hiciera parte de su trabajo. Esta incapacidad para decir NO hizo que A estuviera constantemente sobrecargado de trabajo y, aunque era organizado y terminaba las tareas a tiempo, siempre quedaba algo por hacer. Se sentía como algo ingrato, pero A temía que no completar algo o decir «No» le costaría el apoyo de sus colegas y superiores. Esta preocupación por el impacto negativo de decir «no» en la carrera profesional se tradujo en una pérdida de motivación.
También empezaron los problemas en el trabajo y en casa, debido a la insatisfacción y a la angustia reprimida de «¿por qué no soy capaz de decir «No» y mantener un límite?
Conocí a B, que tenía problemas porque el tipo de límites que B necesitaba no era posible en este lugar de trabajo en particular: al ser una persona relativamente privada, no le gustaba pasar demasiado tiempo con demasiada gente.
Aunque B tenía buenos amigos y estaba cerca de sus colegas, no se sentía cómodo en una reunión grande. Esto era especialmente difícil cuando la gente compartía cosas sobre sí misma, mientras que B siempre prefería mantener las cosas personales dentro de ciertos límites. Una vez sucedió que uno de los colegas de B comenzó a compartir algunas cosas personales de B con otros en el lugar de trabajo y B se sintió muy violado. A partir de ese momento, B se encerró en un caparazón, perdió la confianza en la gente y eso tuvo un impacto drástico en su rendimiento.
Otro ejemplo es el de C, cuyo superior a veces intentaba utilizar un lenguaje brusco para tratar de motivar a sus compañeros cuando estaba molesto. Aquí es donde C se sintió frustrado y empezó a sentir que había toxicidad en el ambiente y que esta relación entre superior y subalterno era más traumática y abusiva y que no se mantenían los límites.
Luego hay otra situación, en la que a esta persona D le gusta otro colega pero el colega no le corresponde – D sigue persiguiendo creando un ambiente muy negativo en el trabajo.
Todos estos ejemplos son situaciones que nos encontramos en nuestra vida laboral. Se trata de personas que acudieron a mí porque tuvieron diferentes impactos debido a que se cruzaron estos límites, ya sea un límite de confianza, un límite de decir NO, un límite de ser prepotente o de ser acosado. Todo eso ocurre cuando no nos respetamos a nosotros mismos y a los demás. Cuando se trata de las relaciones en el lugar de trabajo, uno de los aspectos clave para mantener unas relaciones saludables es desarrollar y cultivar la habilidad de la asertividad. Sé asertivo sin ser grosero.
Todos debemos entender que tenemos nuestros propios límites y también los de los demás. Y el enfoque correcto de la vida laboral es respetar los límites de los demás en función de su personalidad.
Con el feedback que obtienes a través de la comunicación te darás cuenta de que alguien se siente cómodo con las bromas y otro no, que alguien se siente cómodo con un abrazo y otro no. A alguien le gusta pasar el tiempo de una manera determinada y a otro no, y así aprendes a respetar esos límites. Del mismo modo, debes respetar tus propios límites, así que si alguien cruza ese límite, te levantas con respeto y dignidad, y le dices a la otra persona que así no funciona.
Lo que se consigue es que la gente empiece a conocerse, a abrirse, a compartir puntos de vista, a crear confianza y compenetración, pero respetándose mutuamente, sobre todo en lo que respecta a los límites, y una vez que se es capaz de hacer eso se empiezan a tener relaciones significativas en el trabajo. Creo que en estos tiempos en los que pasamos la mayor parte de nuestro tiempo productivo en el trabajo y en los que el trabajo es tan importante para nuestra salud mental y nuestro bienestar, unas buenas relaciones positivas y felices pueden ser un gran diferenciador entre los que lo hacen bien y los que tienen problemas en el trabajo.
Así pues, las organizaciones deben ayudar a las personas a desarrollar sus habilidades sociales, aprender a ser asertivos y crear un entorno positivo. Las relaciones entre los compañeros deben convertirse en pilares del éxito y estas relaciones no deben convertirse en un obstáculo para el crecimiento.
Las organizaciones deben invertir en habilidades de comunicación social, asertividad y mejorar y fomentar las relaciones en el lugar de trabajo que aportan positividad.