Guerra total en Estados Unidos y Rusia, al menos extraoficialmente, detrás de una cortina dibujada sobre Ucrania. El lunes 10 de octubre, piratas informáticos de habla rusa atacaron varios sitios web pertenecientes a aeropuertos estadounidenses. No se ha informado de ninguna repercusión en las operaciones aéreas, pero el desafío a la comunidad informática estadounidense no quedará sin respuesta, señala la prensa estadounidense.
Según la CNN, a primera hora de la mañana no se podía acceder a decenas de sitios web pertenecientes al sector de la aviación estadounidense, desde aeropuertos públicos hasta compañías aéreas.
Y estamos hablando de algunos de los aeropuertos más grandes de Estados Unidos, dice la CNN.
Ciberataques, pero sin consecuencias graves
Los hackers rusos se apresuraron a reclamar la responsabilidad del ataque.
La televisión estadounidense informa de que no se han producido consecuencias en los viajes aéreos. Al parecer, el problema sólo afectaba a las personas que buscaban información sobre viajes, no a los horarios de las aerolíneas. Entre los 14 sitios web «hackeados» por los rusos se encontraba el del aeropuerto Hartsfield-Jackson de Atlanta. El portal del aeropuerto de Los Ángeles también estuvo fuera de servicio durante varias horas.
El tipo de ciberataque utilizado por Killnet se conoce como «denegación de servicio distribuida» (DDoS), una maniobra en la que los hackers inundan los servidores con tráfico web falso, consiguiendo colapsarlos.
El grupo de hackers conocido como Killnet ha intensificado su actividad últimamente y tiene como objetivo organizaciones de los países de la OTAN. Los hackers apoyan al Kremlin, pero sus vínculos con Moscú no son reconocidos oficialmente.
La semana pasada, Killnet se atribuyó la responsabilidad de tumbar los sitios web de instituciones estadounidenses. Así, el grupo es el responsable de la inutilización del sitio web del Congreso de Estados Unidos, así como de los ciberataques a organizaciones de Lituania. A estos últimos se les atribuye el bloqueo de los envíos de mercancías al enclave ruso de Kaliningrado en junio.