Un autocar con 20 pasajeros procedentes de la República de Moldavia y con destino a Francia fue sometido a un control de 10 horas al entrar en Austria desde Hungría, tras el cual la policía se incautó de enormes cantidades de alimentos y bebidas alcohólicas. Los austriacos culpan a Rumanía y dicen que es un «caso clásico de contrabando».
El autobús, en el que viajaban dos conductores y 20 pasajeros, fue detenido por un equipo móvil de control de la aduana austriaca en el paso fronterizo de Nickelsdorf. El grupo viajaba de Chisinau a París.
«Mientras que los pasajeros llevaban cantidades menores de comida y alcohol, las «provisiones» de los conductores eran significativamente mayores. Al final, la inspección duró diez horas», escribe la publicación austriaca Kronen Zeitung.
La policía encontró 270 kilos de carne, 7 kilos de huevos, 63 kilos de queso, 8 kilos de judías, 66 kilos de uvas y 50 kilos de manzanas en la cabina del autocar y en el dormitorio del conductor.
También se encontraron 408 litros de bebidas alcohólicas de diversos tipos, entre ellas 100 litros de brandy, 36 botellas de vino espumoso y 12 litros de vodka.
Los guardias fronterizos austriacos también encontraron en el autocar un mueble de cocina, cuatro ventanas, cuatro neumáticos de invierno y una colchoneta para dormir.
Las autoridades austriacas culpan a los aduaneros rumanos
«Un control de este tipo requiere un grado especial de precisión y concentración por parte de los organismos intervinientes», explicó el Ministro de Hacienda, Magnus Brunner. Además de la seguridad de los empleados, también debe haber amplios conocimientos del proceso exacto de control y experiencia en este ámbito.