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Abultamiento navideño: los científicos aconsejan cómo vencer el exceso de comida

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Abultamiento navideño: los científicos aconsejan cómo vencer el exceso de comida

Navidad y Año Nuevo son fiestas con excesos dietéticos que muchos de nosotros no podemos controlar. Esto suele provocar el «abultamiento festivo». A medida que se acercan las fiestas, ¿podría haber una receta para contener este aumento de peso y allanar el camino hacia una salud sostenible basada en la nutrición al mismo tiempo? Se presta mucha atención a lo que comemos y a cuánto comemos, pero ¿y cuándo comemos? La crononutrición es la ciencia que estudia cómo afecta el momento en que comemos a nuestra respuesta a los nutrientes. Los conocimientos científicos sobre cuándo comemos sugieren que puede merecer la pena estudiarlos para mejorar la salud.

Aunque la idea de iniciarse en la crononutrición durante las Navidades puede parecer difícil, la mala conciencia que suele acompañar a los festines navideños puede proporcionar la motivación necesaria para el año que comienza.

Para mejorar la salud en el nuevo año, ¿por qué no probar la alimentación con restricción horaria? La ERT es un tipo de ayuno intermitenteayuno intermitente : una persona realiza todas sus comidas y tentempiés dentro de un intervalo de tiempo determinado, que oscila entre seis y 12 horas cada día. Esto implica de 12 a 18 horas de ayuno.

Cada vez son más los estudios que sugieren que este tipo de horario puede tener una influencia significativa en nuestra salud a través de la interacción entre nuestros relojes corporales y la nutrición.

Como investigadores centrados en la biología circadiana, hemos identificado la época festiva como un punto de partida adecuado para un cambio de estilo de vida hacia una alimentación restringida en el tiempo.

¿Qué es la crononutrición?

La idea básica de la crononutrición es que la respuesta del organismo al horario de las comidas puede promover el bienestar y la salud a través del sistema de cronometraje circadiano.

Este sistema de sincronización se refiere al mecanismo interno de 24 horas que prepara a nuestro cuerpo para los retos y estímulos del día de 24 horas. Esto incluye cuándo es probable que se consuman los nutrientes, cómo se utilizan en el cuerpo en un momento dado y cómo responde el cuerpo a ellos en un momento dado.

Un experimento con roedores en la década de 1930 llevó a centrarse en el recuento de calorías y en la alimentación restringida en calorías. En este caso, esta restricción dietética prolongó la vida de las ratas. Posteriormente se demostró en una amplia gama de especies.

La promesa es grande: si se come menos, se puede perder peso, mejorar la salud y alargar la vida.

El experimento con roedores fue seguido de investigaciones sobre dietas que fomentan la salud y previenen enfermedades. En la década de 1980, Franz Halberg (conocido como el padre de la cronobiología estadounidense), entre otros, despertó el interés por el «horario de las comidas, los ritmos circadianos y la esperanza de vida».

Estos estudios en torno a la alimentación y el comportamiento tienen en cuenta consideraciones evolutivas.

Por ejemplo, los roedores ganan en aptitud cuando se alimentan de forma restringida en el tiempo. Por el contrario, el comportamiento humano tiende a implicar patrones de alimentación más erráticos durante las horas en que las personas están despiertas.

Cambios en el estilo de vida

Entonces, ¿qué consejos prácticos podemos dar con motivo de la Navidad y el Año Nuevo desde el campo de la cronobiología, galardonado con el Premio Nobel 2017? Este campo ha sido reconocido por sus descubrimientos sobre cómo los relojes internos organizan nuestra fisiología y nos permiten vivir en armonía con los ritmos externos del día y la noche.

Los hallazgos de este campo apuntan a un sencillo cambio de estilo de vida: limitar la hora de comer a entre ocho y diez horas al día podría protegernos de desarrollar obesidado incluso reducir las consecuencias negativas para la salud de la obesidad existente.

Y la restricción horaria puede funcionar incluso si se practica sólo cinco días a la semana.

Y lo que es más importante, si puede reducir una ventana de alimentación habitual larga (por ejemplo, 15 horas) a una ventana de alimentación con restricción de tiempo de ocho horas, es probable que se beneficie más que alguien que reduce una ventana de alimentación habitual de 10 horas a ocho horas. Ya se ha comprobado que la reducción del horario de comidas ayuda a algunas personas con sobrepeso a perder peso, dormir mejor y sentirse con más energía.

Es cierto que muchas de las pruebas proceden de estudios con animales, y los humanos no son ratones grandes.

No obstante, no se ha informado de perjuicios de esta práctica en humanos. Sin embargo, ha habido un informe de posibles desventajas para la descendencia en un modelo animal preñado de alimentación restringida en el tiempo.

Desayunar tarde y cenar temprano

¿Por qué no pruebas lo que sugieren algunos estudios y empiezas a restringir el tiempo de comida durante las Navidades, o lo incluyes en tu lista de propósitos de Año Nuevo? Para empezar, desayuna tarde y cena temprano. cena temprana. Por supuesto, si tienes dudas sobre el efecto de la restricción horaria -o si tienes restricciones médicas o dietéticas, o estás embarazada-, consulta primero a tus médicos.

Más allá de prestar atención a la ingesta de calorías y la composición de los alimentos, «cuando comemos» es un planteamiento relativamente sencillo y potencialmente sostenible.

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