¿Puede un simple análisis de sangre unido a un breve control neuropsicológico diagnosticar el Alzheimer? ¿Puede la ingesta diaria de un suplemento prevenir el deterioro cognitivo en las primeras fases de la enfermedad?
Un investigador del extenso campus del Centro Nacional de Investigación Cerebral, situado en las estribaciones del Aravalis, intenta responder a estas preguntas con una máquina de resonancia magnética especializada. A diferencia de las que se ven en los hospitales de atención terciaria, ésta no sólo puede fotografiar el cerebro, sino diferenciar entre las sustancias químicas presentes en él y los compuestos que absorbe. Y ha ayudado al Dr. Pravat Mandal a descubrir la relación entre un antioxidante natural llamado glutatión y los niveles de hierro en la sangre y el cerebro. «No es como cualquier otra máquina de resonancia magnética: la hemos entrenado para que pueda detectar compuestos químicos en el cerebro que tienen una frecuencia diferente. Una vez que conocemos esta frecuencia, podemos concentrarnos en ella y sólo será visible ese compuesto. Con esta técnica hemos podido medir los niveles de glutatión en el cerebro de participantes sanos y enfermos de Alzheimer», explica.
Además, esta máquina de IRM también puede detectar la diferencia en la textura de los tejidos cerebrales que han absorbido hierro. ¿Por qué es importante? El Dr. Mandal, que es ingeniero de formación y ha trabajado en los departamentos de radiología, anestesiología y psiquiatría de reputados institutos estadounidenses, tiene una hipótesis. Cree que los niveles del antioxidante glutatión y del hierro en partes críticas del cerebro son predictores del Alzheimer. «Cuando vivimos nuestro día a día, creamos radicales libres en el cerebro. Nuestro estado de ánimo, estilo de vida, lo que comemos y el tipo de aire que respiramos determinan el nivel de radicales libres generados. Ahora bien, el cuerpo tiene un mecanismo natural para neutralizar estos radicales libres con el antioxidante glutatión. Un desequilibrio entre los niveles de hierro -que es un generador de radicales libres- y los niveles de glutatión es probablemente una de las causas de la enfermedad de Alzheimer», afirma el Dr. Mandal.
Su equipo ya ha demostrado la diferencia en los niveles de hierro y glutatión en el hipocampo de individuos sanos y enfermos de Alzheimer. De hecho, su investigación es una de las que cuestionan la teoría del depósito de proteína beta amiloide como causa del Alzheimer. En su lugar, considera estas deposiciones como un síntoma de la enfermedad neurodegenerativa. «Si comparamos el Alzheimer con el río Ganges, los investigadores pensaban que la deposición de proteína beta amiloide estaba en Gangotri cuando en realidad probablemente estaban en Kanpur o Haridwar. Aún nos queda camino por recorrer antes de llegar a Gangotri o al origen de la enfermedad», explica el Dr. Mandal.
¿Cómo puede conducir entonces su investigación al desarrollo de un tratamiento o diagnóstico para la enfermedad? Teniendo en cuenta esta teoría, el Dr. Mandal empezó a tomar imágenes del cerebro de sujetos sanos y a realizar análisis de sangre al mismo tiempo. Los resultados aún no publicados de este estudio en 70 sujetos sanos le han ayudado a establecer una línea de base de los niveles de hierro y glutatión en el cerebro y en la sangre en diferentes grupos de edad. La comparación con el descenso de los niveles de glutatión y el aumento de los de hierro en el cerebro de los enfermos de Alzheimer puede ayudar a crear una escala para detectar la enfermedad.
«Mi estudio anterior demostró que, a diferencia de los sujetos sanos, se produce un descenso de los niveles de glutatión y un aumento de los niveles de hierro en los cerebros de las personas con deterioro cognitivo leve y Alzheimer, pero en aquel momento no habíamos analizado la sangre de los sujetos. Ahora tenemos los datos de individuos sanos y un simple ensayo para hacer lo mismo en pacientes con Alzheimer nos ayudará a desarrollar la escala», dijo el Dr. Mandal. Una vez desarrollada esta escala, un simple análisis de sangre realizado incluso en laboratorios básicos podrá predecir la enfermedad y, junto con una prueba neuropsicológica, podrá utilizarse para determinar precozmente si la persona padece la enfermedad.
Las pruebas para determinar las funciones cognitivas en un paciente se realizan incluso ahora para determinar si una persona puede tener la enfermedad. Pero también se necesitan varias pruebas para eliminar otras posibilidades de ese deterioro cognitivo. Este nuevo método puede simplificar el diagnóstico. En ocasiones, los médicos pueden sugerir un análisis del líquido cefalorraquídeo o imágenes cerebrales para detectar los depósitos de proteína beta amiloide, que son un marcador de la enfermedad.
Teniendo en cuenta el mismo principio, el Dr. Mandal plantea la hipótesis de que tomar suplementos diarios de glutatión -que ya se comercializa como nutracéutico- puede ayudar a prevenir un deslizamiento en pacientes con deterioro cognitivo leve. Se realizará un ensayo con el AIIMS.