La mayoría de los candidatos republicanos que se presentan a las elecciones estadounidenses de este periodo son conspiranoicos que niegan o cuestionan los resultados de las elecciones de 2020.
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Los expertos afirman que su dominio en el partido supone una amenaza para los principios democráticos del país y pone en peligro la integridad de las futuras votaciones.
La mayoría de los candidatos republicanos en la votación de noviembre – 291 en total – negaron o cuestionaron el resultado de las últimas elecciones presidenciales, según un análisis de The Washington Post.
Los candidatos que desafiaron o negaron la victoria de Joe Biden -el 51% de los 569 analizados por The Washington Post- se presentan en todas las regiones del país y en casi todos los estados.
Aunque algunos se han presentado en zonas fuertemente demócratas y esperan perder, la mayoría de los que niegan los resultados del voto presidencial de 2020 probablemente ganarán.
De los 300 candidatos «conspirativos», 171 están en circunscripciones o zonas donde tradicionalmente ganan los republicanos, y dado el atroz partidismo de EEUU, es casi seguro que ganarán. Otros 48 se presentan en carreras competitivas con los demócratas.
Efectos a largo plazo
Las implicaciones serán duraderas: si los republicanos se hacen con el control de la Cámara de Representantes, como prevén las proyecciones preliminares, los conspiranoicos tendrán una enorme influencia sobre quién dirigirá la Cámara en las próximas elecciones presidenciales.
Muchos de estos candidatos están propagando afirmaciones falsas del ex presidente Donald Trump, afirmaciones que han sido investigadas a fondo y refutadas por innumerables funcionarios y tribunales.
Los expertos creen que el gran número de conspiradores guarda alarmantes similitudes con los movimientos autoritarios de otros países, que suelen empezar por impugnar los resultados electorales. Muchos de los que promueven la idea del amaño de las elecciones saben que son noticias falsas, pero las utilizan para ganar poder.
«Negar los resultados electorales es una forma de corrupción», dijo Ruth Ben-Ghiat, autora de «Powerful People»: Mussolini hasta el presente» e historiador de la Universidad de Nueva York.
«El partido ha institucionalizado ahora esta forma de mentir, esta forma de rechazar los resultados. Así que es una actividad ilegal institucionalizada. Estos políticos están conspirando para convertir en dogma de partido la idea de que es posible rechazar los resultados oficialmente validados», añadió la fuente.