Tres ciudadanos israelíes murieron y al menos otros tres resultaron heridos el martes en Cisjordania tras un ataque armado perpetrado por un palestino.
Según el Ministerio de Sanidad palestino, el atacante, Muhammed Souf, tenía 18 años y era originario de la aldea de Hares, cerca de la zona donde se produjo el ataque.
Según las Fuerzas Armadas israelíes, un «terrorista palestino» apuñaló a un guardia de seguridad cerca de la entrada del Parque Industrial Ariel. A continuación, apuñaló a otras tres personas en una gasolinera cercana antes de huir en un vehículo aparentemente robado.
Poco después, el hombre chocó con su coche contra otros vehículos en una autopista antes de bajarse y apuñalar a otra persona, informa el Times of Israel.
A continuación, robó otro vehículo, que condujo por el carril equivocado, chocando con más coches. Finalmente, el joven salió también de este coche, momento en el que fue abatido por las fuerzas del orden.
El ataque se produce en medio de la situación extremadamente tensa que se vive en Cisjordania en los últimos meses. Las fuerzas israelíes realizan redadas casi a diario en el territorio palestino y, según informan los medios de comunicación locales, la familia del atacante fue objetivo de las redadas y sus familiares fueron agredidos físicamente por las fuerzas israelíes.
El atentado de Cisjordania no se reivindica
Ninguna facción palestina ha reivindicado la autoría del atentado, pero éste fue acogido con satisfacción por los portavoces de Hamás, la Yihad Islámica y el Frente Popular para la Liberación de Palestina. En un comunicado, el portavoz de Hamás, Abdel Latif al-Qanou, dijo que el ataque demostraba «la capacidad de nuestro pueblo para continuar su revolución y defender la mezquita de Al-Aqsa de las incursiones diarias[israelíes]».
El primer ministro israelí en funciones, Yair Lapid, envió sus condolencias a las familias de los israelíes muertos en el atentado y dijo que Israel «combate el terrorismo sin tregua y con toda su fuerza».
El aumento de los ataques este año entre las fuerzas israelíes y los palestinos en Cisjordania y Jerusalén Este ha provocado la muerte de al menos 25 israelíes y más de 130 palestinos, lo que convierte a 2022 en el año más sangriento desde 2006.