Sabemos que las almendras son ricas en nutrientes y que son un sustituto saludable de los tentempiés. Ahora, un nuevo estudio revela que comer 56 gramos de almendras al día -el equivalente a unas 46 almendras- puede mejorar la salud intestinal al favorecer los niveles de butirato.
El objetivo del estudio era establecer que la incorporación de almendras a la dieta podría ser una forma de aumentar la ingesta de fibra sin desencadenar síntomas intestinales.
La Dra. Alice Creedon, investigadora postdoctoral del Departamento de Estudios Nutricionales del King’s College de Londres y autora del estudio, declaró: «El butirato es importante para la salud intestinal, ya que actúa como fuente principal de combustible para las células del colon, lo que les permite funcionar correctamente y de forma óptima. También interviene en la señalización del intestino para iniciar el proceso de absorción de nutrientes. Además, el butirato producido en el intestino puede pasar al torrente sanguíneo, donde interviene en la regulación de la salud en otras zonas del cuerpo, como el hígado, el cerebro y los pulmones».
El estudio, que aparece en The American Journal of Clinical Nutrition, se basa en los beneficios del butirato, que evita que las bacterias y otros microbios entren en la sangre, lo que es clave para reducir la inflamación del estómago y controlar afecciones como el síndrome del intestino irritable y la hinchazón (SII).
En relación con el estudio, Ushakiran Sisodia, jefe de la unidad de Dieta y Nutrición del Hospital Nanavati, afirma: «Las almendras son un alimento básico rico en nutrientes, ya que son ricas en vitaminas del complejo B, como la vitamina B1, la tiamina, la vitamina B3 y el folato, la vitamina B9, grasas buenas y minerales. Se dice que una onza de almendras, que equivale a unas 23 nueces enteras, mantiene el corazón sano junto con un suministro adecuado de proteínas vegetales, fibra, magnesio, hierro y calcio».
Este no es el primer estudio que establece los beneficios de las almendras. «Múltiples estudios en el pasado, similares al recientemente publicado en The American Journal of Clinical Nutrition, han intentado arrojar luz sobre los beneficios fisiológicos y estéticos holísticos del consumo de almendras en diferentes formas. Con el tiempo, en lugar de consumir una simple almendra remojada, la gente tiene ahora las opciones de la leche de almendras, la mantequilla, el aceite y toda una gama de productos de belleza, utilizados tanto por hombres como por mujeres», añade.
Sin embargo, la respuesta a la cantidad de almendras que uno debe tomar puede ser subjetiva, ya que la cantidad puede variar debido al entorno, las condiciones climáticas, la rutina individual (ejercicio, etc.) y la ingesta dietética en curso. «Se sabe que las almendras crudas producen calor, especialmente en los climas húmedos y tropicales como el de la India, por lo que se aconseja remojar las almendras durante la noche en agua o leche antes de consumirlas. Aunque lo ideal es comer entre 6 y 7 almendras a primera hora de la mañana con el desayuno, cada persona debe observar los cambios que se producen en el cuerpo y decidir la cantidad de almendras en consecuencia», aconseja el Dr. Sisodia.
«Sin embargo, para los jóvenes con perfiles de trabajo de alta intensidad y agotadores, comer unas 20 almendras a lo largo del día, en lugar de comidas rápidas como barquillos o galletas, puede proporcionar la necesaria explosión de energía y nutrición con la ayuda de su contenido en minerales. También es beneficioso para los niños, ya que los minerales son necesarios para mejorar la densidad ósea, el recuento de glóbulos rojos y la fuerza muscular», añade.
Según ella, la almendra también es ideal para las personas mayores de 50 años, o las que padecen diabetes y afecciones cardíacas, ya que reduce el colesterol y mantiene los niveles de azúcar en sangre. Algunos estudios también han demostrado su relación con la reducción del riesgo de ciertos tipos de cánceres relacionados con el colon o el intestino, e incluso de afecciones que provocan deterioro cognitivo, como el Alzheimer.
El Dr. Sisodia también dice que es aconsejable utilizar productos de belleza a base de almendras después de haber consultado con el dermatólogo la naturaleza de la piel o del cuero cabelludo. «Sin embargo, al ser ricas en antioxidantes y vitamina E, las almendras ofrecen excelentes beneficios para la piel y el cuero cabelludo. En la mayoría de las personas, el uso regular de la leche y el aceite de almendras puede ayudar a que la piel sea más flexible, clara y sin estrías. También pueden ayudar a aliviar las ojeras y mejorar la vista».
Así que, aunque las ventajas de las almendras superan cualquier debate, siempre es aconsejable buscar el consejo de un profesional antes de convertirlas en parte fundamental de tu dieta. Seguir la tendencia puede ser útil, si se hace con una mentalidad orientada a los resultados.
Los participantes en el estudio actual fueron 87 mujeres y hombres adultos sanos, con edades comprendidas entre los 18 y los 45 años. Declararon que comían bocadillos con regularidad, al menos dos al día, y que no seguían una dieta moderada o alta en grasas que superara los 22 gramos diarios recomendados. Para el estudio, los investigadores dividieron a los participantes en tres grupos, diferenciados por el alimento con el que sustituían sus aperitivos habituales.
Un grupo comía dos raciones de 28 gramos de almendras enteras al día, mientras que otro grupo tomaba dos raciones de 28 gramos de almendras molidas al día. El último grupo de control comió magdalenas que aportaban al organismo una cantidad de energía equivalente a la de las almendras. El periodo de prueba fue de cuatro semanas. Al final del ensayo, los investigadores descubrieron que los grupos de almendras tenían niveles de butirato en la materia fecal significativamente más altos que el grupo de control, 24,1 micromoles por gramo en lugar de 18,2 micromoles por gramo. No se observaron diferencias significativas entre los distintos grupos en cuanto al tiempo de tránsito intestinal -la cantidad de tiempo que tardan los alimentos en entrar y salir del sistema digestivo- o la consistencia de las heces. Esto es importante para la tolerabilidad del organismo.