A medida que se acerca el final del año, es natural que la gente eche la vista atrás y recuerde los días pasados: lo lejos que ha llegado en su camino, de qué se siente orgullosa, los errores que ha cometido y a qué aspira en los próximos días. También es esa época del año en la que la gente quiere empezar de cero, dejar atrás viejos hábitos e inculcar otros nuevos y más saludables. La mayoría de nosotros propósitos para el nuevo año y arrancan con gran entusiasmo, pero ¿cuántos de nosotros acabamos realmente cumpliéndolos a lo largo del año, y qué podemos hacer para que esos propósitos se mantengan?
1. Haz que tengan un significado personal: Muchas veces, nuestros propósitos, nuestras decisiones y nuestras aspiraciones siguen los de quienes nos rodean, ya sean nuestros amigos, nuestra familia o lo que vemos en los medios de comunicación. En lugar de quedarte atrapado en esta red de conformidad, busca objetivos personales que tengan sentido para ti.
2. 2. Haz tuyos tus objetivos: Cuando hagas propósitos o aspires a un determinado tipo de vida, céntrate en ti mismo. Evita compararte con los demás. En lugar de eso, céntrate en ser una versión mejor de ti mismo.
3. Que sean sencillas: Es bastante difícil cambiar toda nuestra vida y nuestros hábitos de la noche a la mañana. Asegúrate de que tus propósitos sean graduales, sencillos y fáciles de cumplir. El éxito en los primeros días puede aumentar tu motivación y ayudarte a mantener el rumbo incluso cuando las cosas se pongan más difíciles.
4. Aprovecha tus puntos fuertes: No hace falta que hagas resoluciones abordar cada año distintos aspectos de tu vida. A veces es igual de importante mantener los buenos hábitos que ya hemos inculcado y renovar nuestro compromiso de seguir adelante con ellos y mejorar aún más.
5. Enfoca tus propósitos con valores: Mientras que un objetivo es un destino, nuestros valores son el camino hacia ese destino. En lugar de formular tus propósitos en forma de resultados u objetivos, busca un enfoque diferente para estos propósitos: piensa en la coherencia, la responsabilidad, la honestidad, la intencionalidad o cualquier otro valor que sea más importante para ti. De este modo, conseguirás que varios aspectos de tu vida se vean afectados por este único propósito.
6. Aprende de los errores: Aunque la constancia es importante para formar cualquier hábito, caerse del vagón también es habitual, y no pasa nada si tienes un desliz. No culpes a los demás, a la situación o a ti mismo por lo ocurrido. Tampoco te reprendas ni te rindas. Asume tu responsabilidad. Acepta que has fallado, aprende de los errores cometidos y vuelve a intentar retomar el hábito al día siguiente. También está bien hacer ajustes en tus objetivos y en tu enfoque a medida que aprendes de la experiencia.
7. Tómatelo día a día: Pensar en hacer algo durante 365 días puede parecer desalentador. Un enfoque mejor sería desglosar tus objetivos y dar un paso cada vez. Saber que te has mantenido firme y que estás mejorando, aunque sea poco a poco, cada día que pasa, es la clave de un cambio duradero.
8. No esperes al día 31 para empezar un nuevo hábito saludable: Si hay algo que realmente quieres cambiar o añadir a tu vida, no esperes al 31 de diciembre para hacer ese cambio. Establece cualquier día como el inicio de tu viaje: deja que estos objetivos lleguen a ti cuando estés preparado, motivado y veas una razón clara para hacerlos, en lugar de sucumbir a la presión de tener que hacer cambios simplemente por un cambio en el calendario.