El Gobierno de Viena concederá una bonificación de 500 euros para un adulto y 250 euros para un niño, a partir de septiembre, «a todos aquellos que puedan demostrar que tienen una residencia principal en Austria» durante al menos seis meses en 2022, explicó -el miércoles- la portavoz del Ministerio de Medio Ambiente, Martina Stemmer. La medida se tomó para contrarrestar el aumento del coste de la vida como consecuencia de la transición ecológica y la guerra en Ucrania.
Sólo que la cantidad también aparece en las cuentas de personas fallecidas que siguen en el registro fiscal y «desde el punto de vista legal, es imposible de recuperar», dijo la portavoz.
La cantidad va a parar a los herederos del fallecido, y algunos lo han revelado en la prensa, sorprendidos de que no puedan devolver ese dinero público, que creen que no es suyo.
La extraña situación ha suscitado un vehemente debate en Austria, un próspero país europeo que está introduciendo en febrero reformas fiscales para luchar contra el calentamiento global, ante la insistencia de los ecologistas, que gobiernan con los conservadores.
La ley de «bonificación climática» pretende compensar los costes adicionales que conlleva la introducción de un impuesto a las empresas contaminantes. Deben pagar 30 euros por cada tonelada de emisiones de CO2, lo que genera unos ingresos que se redistribuyen entre los austriacos a través de esta bonificación anual.
Desde su lanzamiento, la prima se ha duplicado para compensar los efectos de la inflación, que se aceleró tras la invasión rusa de Ucrania y las posteriores sanciones de los países occidentales.
En respuesta, la oposición liberal pidió el miércoles una reforma de la medida, denunciando un «despilfarro del dinero de los contribuyentes, que va a parar no sólo a los bolsillos de las rentas altas, sino también a los de los muertos».
Por su parte, la extrema derecha y algunos conservadores han denunciado el hecho de que esta bonificación se conceda también a los solicitantes de asilo, cuyo número aumenta cada mes, señala Agerpres.
La coalición que gobierna en Austria desde enero de 2020, formada por ecologistas y conservadores, sufre frecuentes tensiones por la voluntad de los ecologistas de continuar la transición energética a pesar del difícil contexto económico.
Tras la presión de los ecologistas, Austria dejó de ampliar su red de autopistas a finales del año pasado y, en su lugar, invertirá fuertemente en el transporte ferroviario para lograr la neutralidad climática en 2040, añade la fuente.