Un hombre de la región italiana de Cerdeña ha renovado su permiso de conducir a los 104 años. Al llegar ante el tribunal examinador, le hicieron pasar una prueba más especial, como él la llamaba, para demostrar a todos que era apto para seguir conduciendo por las vías públicas.
Se llama Sebastiano Maccioni, pero todos sus amigos le llaman «Bustianu». Y tiene más de uno, porque en la ciudad sarda de Nuoro se conocen todos.
El hijo número 600 representa «mi independencia»
En declaraciones al Corriere della Sera, el venerable «Bustianu» dijo a los periodistas que los dos coches que posee, un Fiat 600 y un Fiat Punto, «representan mi independencia». El anciano es un antiguo ingeniero que se instaló hace muchos años en Nuoro, Cerdeña, una región conocida mundialmente por la longevidad de sus habitantes.
En septiembre, cuando se acercaba el momento de cambiar su licencia, Sebastiano Maccioni se presentó ante la comisión examinadora.
«Para mí es muy importante tener un permiso, representa mi independencia. Cuando me presenté ante el tribunal de examen, ya había preparado el certificado de examen cardiológico y oftalmológico, previendo las posibles objeciones del tribunal. Pero me hicieron hablar mucho a propósito y así se dieron cuenta, creo, de que todavía no estoy mal de la cabeza», dijo el anciano a los lectores del Corriere della Sera.
El estilo de vida de un hombre de 104 años
Para Sebastiano Maccioni, el hecho de que siga teniendo su permiso de conducir (válido por un año más) es «un gran alivio». En el futuro también conduciré el Fiat Punto que tengo en Cagliari, en mi otra casa. Pero sólo lo uso para viajes cortos, ¡nunca hago viajes largos en coche!».
Por lo demás, un día en la vida de un venerable caballero que ha cumplido 104 años no es en absoluto monótono, como podríamos estar tentados de pensar. El Sr. Sebastiano Maccioni se levanta todas las mañanas a las 7:00 y a las 8:00 se sube a su Fiat 600 blanco y se dirige a su bar favorito, en algún lugar del centro de la pequeña ciudad de Nuoro, para tomar un café con sus amigos.
Luego, de camino a casa, se detiene en un quiosco y en el supermercado, donde hace la compra. Si tiene varias bolsas, las deja en el coche y espera a que llegue la mujer que le ayuda en las tareas diarias. El anciano no limpia, pero se prepara su propio almuerzo, que suele ser espaguetis con aceite y parmesano, arroz basmati o algún manjar que sus hijas dejan en la nevera. Y siempre toma un vaso de vino tinto para comer, «pero nunca para cenar».
Para estar al día de todas las noticias de Italia, «Bustianu» prefiere los periódicos locales, como Giornale di Montanelli, Unione Sarda o La Nuova Sardegna. En la televisión sólo ve programas de entrevistas de entretenimiento y películas del oeste.