El capitalista de riesgo Kevin O’Leary redobla su interés por las bolsas de criptomonedas a pesar de su implicación en la quiebra de FTX, de la que era patrocinador remunerado.
En una nueva entrevista con Kitco, O’Leary revela su actual estrategia de acumulación de Bitcoin (BTC), y da su visión sobre el desarrollo de la regulación en la criptoindustria.
«Últimamente he vuelto a los mercados de criptomonedas. Cada vez que el bitcoin cae por debajo de los 17.000 dólares, aumento nuestras posiciones allí. La criptomoneda se está volviendo muy interesante porque por fin estamos empezando a ver cómo entra en juego el soporte regulador y creo que a largo plazo eso es algo positivo.
Estas audiencias del Senado realmente han agitado los osos, como me gusta decir. He estado en las últimas audiencias y cuando he tenido ocasión de hablar con la gente del Capitolio… he sentido que ahora están frustrados. Están cansados de tener estas audiencias cada seis meses, cada vez que una de estas empresas de criptomonedas explota y cae a cero.
Son tan no regulados, estos intercambios no regulados son sólo … Todos ellos van a caer a cero. Y lo que acabará surgiendo de todo esto es un mercado de criptomonedas regulado que creo que será muy interesante porque tiene un mérito real… Las criptomonedas en sí no son el villano. Crypto es sólo código de software. No es el código del software, son todos estos jugadores deshonestos y los intercambios no regulados y la emisión de todos estos tokens sin mérito, los tokens en los intercambios. Toda esa mierda… Se va a ir».
O’Leary dice que tiene un problema particular con las bolsas de criptomonedas que emiten sus propios tokens, y afirma que esta práctica está envuelta en una falta de transparencia.
«Ni siquiera necesitamos mencionar qué intercambio pero, todos los principales intercambios globales no regulados están alentando a los titulares de cuentas y usuarios a comprar sus tokens para obtener descuentos en las tarifas de negociación. Esto no es nuevo, viene ocurriendo desde hace años. Y luego los ponen en su balance a una valoración ridícula. Y si nos fijamos en quién posee realmente estas cosas, el 97% de ellas son propiedad del emisor, y no se sabe quién es esa persona porque es sólo una cartera sin nombre, y el otro 3% las valora en 60, 70, 80, 90, 100 mil millones de dólares.
Si hay una fuga de efectivo, una llamada de efectivo al fiat, al dólar estadounidense sobre 100.000 millones de dólares, sabes que esta operación va a fracasar, y eso es exactamente lo que le pasó a FTX…»
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