Escrito por Shabana Parveen
Puede que las granadas formen parte de su desayuno por reforzar la inmunidad, la hemoglobina, la diabetes y la salud del corazón, pero dado que las últimas investigaciones las consideran antienvejecimiento, debería incluirlas en su menú matutino. Es cierto que hay que esforzarse un poco para comerlas, abriéndolas y sacando las perlas bulbosas, pero su alto valor antioxidante merece la pena.
Es uno de los pocos superalimentos con fuertes propiedades antioxidantes. Puede que muchos no lo sepan, pero la granada contiene casi tres veces más antioxidantes que el té verde o el vino tinto. Los grandes compuestos polifenólicos de la granada, como las punicalaginas, protegen el organismo contra los radicales libres. Estos antioxidantes se absorben rápidamente y se metabolizan en polifenoles más pequeños. Las semillas o extractos de granada ayudan a prevenir el daño oxidativo de la piel, mejoran su textura, previenen las arrugas y aumentan la microcirculación. La fruta facilita la capacidad del organismo para producir glutatión, que protege las células de los daños causados por los radicales libres. Mejora la elasticidad de la piel, ayuda a la regeneración celular y a la producción de colágeno y previene los daños causados por el sol, las manchas de la edad y la hiperpigmentación. Como resultado, hidrata y nutre la piel en profundidad.
Una serie de estudios atestiguan las propiedades antienvejecimiento de la granada. Las últimas investigaciones de la Universidad de Washington han descubierto que una sustancia de la granada llamada «urolitina A» podría utilizarse para crear tratamientos antienvejecimiento novedosos que refuercen los músculos y la salud mitocondrial y protejan así contra la fragilidad en la vejez. Una investigación realizada en Taiwán en 2021 demostró cómo el consumo diario de extractos fermentados de granada puede proteger la piel contra el estrés oxidativo y ralentizar su envejecimiento. Otra investigación de 2016 mostró cómo una molécula de las granadas, transformada por los microbios del intestino, permite a las células musculares protegerse contra una de las principales causas del envejecimiento.
COLESTEROL Y SALUD CARDIACA
Sus propiedades para fortalecer los músculos hacen de la granada un superalimento para la salud del corazón. El zumo de granada es una buena fuente de potasio, un electrolito importante para el buen funcionamiento de los músculos y la regulación del ritmo cardiaco. Contiene taninos y antocianinas, que tienen propiedades antiaterogénicas y ralentizan la oxidación de las lipoproteínas de baja densidad o LDL, el colesterol malo, previniendo la aterosclerosis y las enfermedades cardiovasculares. Las granadas aumentan la actividad de la paraoxonasa 1 asociada a las HDL (lipoproteínas de alta densidad), que descompone los lípidos oxidados nocivos de las lipoproteínas.
Pero lo mejor es que la fruta puede bloquear los triglicéridos que aumentan el riesgo de enfermedades cardiacas. Al atacarlos antes de que puedan depositarse en el organismo, la granada aleja los bloqueos e incluso detiene la grasa del vientre. Un estudio realizado en 51 personas con colesterol y triglicéridos elevados demostró que el consumo diario de aceite de semillas de granada durante cuatro semanas reducía significativamente los triglicéridos y mejoraba la relación HDL-LDL. Su contenido en potasio y magnesio ayuda a reducir la hipertensión y la presión arterial (PA).
Una revisión de 2017 en Pharmacological Research de ocho ensayos clínicos demostró que el zumo de granada reducía la presión arterial sistólica y diastólica, sellando así su lugar como alimento cardiosaludable.
Las granadas son una rica fuente de antioxidantes como los polifenoles y el ácido linolénico conjugado, que ayudan a quemar grasa y a impulsar el metabolismo del cuerpo.
DIABETES Y PÉRDIDA DE PESO
Las granadas son bajas en calorías y grasas, pero ricas en fibra. Esto ayuda a descomponer lentamente los alimentos, retrasando la liberación de glucosa en el torrente sanguíneo, generando una saciedad más prolongada que frena el picoteo sin sentido y ayudando a mantener la disciplina dietética y el peso. Varios estudios han relacionado la granada con la prevención y el tratamiento de la diabetes de tipo 2. Un estudio ha demostrado que la granada actúa sobre los diabéticos de tipo 2 reduciendo el estrés oxidativo y la peroxidación lipídica. Demostró cómo los niveles de glucosa en sangre en ayunas disminuían significativamente con ácido punícico, extracto metanólico de semillas y extracto de cáscara de granada. Se han identificado compuestos conocidos de la granada, como la punicalagina, los ácidos elágico, gálico, oleanólico, ursólico, uálico y los taninos, que controlan la diabetes. Un estudio realizado en 2014 en personas con diabetes demostró que el consumo diario de zumo de granada reducía los marcadores inflamatorios en torno a un 30%. Es importante consumir la fruta entera para aprovechar todos los beneficios de la fibra.
LOS NUTRIENTES HIDROSOLUBLES ACTÚAN COMO ESCUDO INMUNITARIO
La fruta contiene folato, hierro (que aumenta el recuento de hemoglobina) y otras vitaminas y minerales con un alto contenido en polifenoles, incluidos los taninos. Éstos son hidrosolubles y fácilmente digeribles por el organismo. La fruta contiene algunas proteínas y es una buena fuente de vitamina C, que ayuda a que otros antioxidantes funcionen bien en todo el organismo. La vitamina C desempeña un papel clave en varios procesos corporales esenciales, como el metabolismo de las proteínas, la síntesis de colágeno y la producción de neurotransmisores. Contribuye al funcionamiento del sistema inmunitario y ayuda a absorber el hierro no hemo, que se encuentra en las fuentes vegetales de hierro.
Estudios realizados en 2013 y 2014 han demostrado que el extracto de granada puede reducir la actividad inflamatoria en el tracto digestivo, en el cáncer de mama y en las células de cáncer de colon. Algunos estudios de laboratorio han demostrado que los extractos de granada pueden ralentizar la reproducción de las células cancerosas e incluso pueden causar apoptosis (muerte celular) en las células cancerosas.
Los granos de granada pueden añadirse a macedonias, cereales, ensaladas verdes, batidos, yogures y recetas de magdalenas y tortitas. También se pueden mezclar en batidos. Además de añadir un toque de color, aportan una bondad insuperable.