La reconstrucción de Ucrania tras la guerra será «una misión para una generación», y la estrategia a seguir requiere la aplicación de un «Plan Marshall». El Canciller alemán Olaf Scholz y la Presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen han llegado a esta conclusión.
El lunes 24 de octubre comenzó en Berlín un foro empresarial germano-ucraniano.
Reconstrucción de Ucrania, la misión de la UE
Scholz tiene previsto inaugurar el acto en Berlín con el Primer Ministro ucraniano Denis Shmihal.
En un artículo de opinión publicado por el Frankfurter Allgemeine Zeitung, los dos políticos afirmaron que el esfuerzo tendría que ser similar al realizado por Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial, cuando Europa se benefició de miles de millones de dólares.
La canciller alemana y el jefe de la C.E. afirman en el artículo del FAZ que Europa debe desempeñar un papel especial en la ayuda a Ucrania, candidata a la adhesión a la Unión Europea: «El camino de la reconstrucción es, por tanto, también el camino de Ucrania hacia la UE», dicen.
«Ucrania también defiende el orden internacional basado en normas, que es la base de nuestra coexistencia pacífica y prosperidad en todo el mundo. Así que cuando apoyamos a Ucrania, construimos nuestro futuro y el de nuestra Europa común», escriben también ambos. Scholz dijo que la reconstrucción de Ucrania llevará varias décadas y se hará principalmente con la participación de la comunidad internacional.
Qué es el Plan Marshall
El Plan Marshall sigue considerándose hoy el proyecto de reconstrucción civil más exitoso del siglo XX. Lleva el nombre del antiguo Secretario de Estado de EE.UU. y Premio Nobel de la Paz George C. Marshall, y su objetivo es erradicar el hambre, reconstruir la sociedad civil y devolver la esperanza a las personas afectadas por los efectos de la Segunda Guerra Mundial.
Básicamente, los pilares del Plan Marshall eran el apoyo financiero a los países devastados por la guerra, la entrega de alimentos y, por último, la ayuda a la reconstrucción de las estructuras democráticas. Sólo en la RFA (República Federal de Alemania) se inyectaron alrededor de 1.300 millones de dólares inmediatamente después del final de la guerra. Un total de 16 países europeos se beneficiaron de los fondos del Plan Marshall, con Alemania, Francia e Italia a la cabeza.
El secreto del éxito del plan fue el sistema de conversión de divisas propuesto por los estadounidenses, que permitió multiplicar los efectos del capital invertido. En pocas palabras: una empresa importadora en Alemania pagaba el pedido estadounidense en marcos alemanes, pero la empresa estadounidense exportadora no cobraba en la poco atractiva moneda alemana, sino que recibía dólares de los fondos del Plan Marshall.
