La humorista de Mumbai Aditi Mittal quiere acabar con el cliché y los tropos tediosamente repetitivos de la cultura popular de demonizar a los treintañeros. En una época con la mayor esperanza de vida, dice Mittal, nosotros, como generación, hemos perdido el contacto con nuestro cuerpo y los medios de comunicación populares hacen poco para ayudar a la situación. Cuando Mittal cumplió 30 años, quiso desafiar esa noción y, en cambio, empezó a sentir curiosidad por su cuerpo, sus maravillas y lo que hace y es capaz de hacer.
Antes de emprender su viaje para redescubrir su cuerpo, Mittal habla de lo importante que es el proceso de eliminación. «A los 20 años, te tiras por cualquier acantilado. Si tu amigo va a saltar a un pozo, tú le sigues. A los 20 años haces cualquier tontería con tu cuerpo porque te sientes invencible. Pero a los 30, empiezas a crear límites, tanto que no sabes realmente lo que quieres en la vida, pero al menos sabes lo que no quieres. El proceso de eliminación es mágico», dice Mittal.
Cuando se trata de hacer ejercicio, a Mittal le gusta mezclar las cosas. Dos días de entrenamiento funcional, yoga aéreo dos veces por semana o un paseo a veces. «Incluso caminar en Mumbai es como hacer parkour», bromea Mittal.
«Cuando hago yoga aéreo, me siento como si alguien me acunara, es una sensación maravillosa», dice Mittal. Nuestros cuerpos van a envejecer, pero Mittal quería saber lo que su cuerpo podía hacer: si podía colgarse boca abajo, dar un puñetazo, caminar diez millas o hacer la brazada de mariposa. Su enfoque del ejercicio consiste en sentir curiosidad por lo que nuestro cuerpo puede hacer. «Haz lo que te apetezca. Si te apetece salir a caminar un día, hazlo. O si quieres seguir un vídeo de YouTube de una mujer blanca y rubia que te enseña yoga tántrico, hazlo. Ese tiempo es tuyo y nadie te lo va a quitar. Y el subidón de autoestima que te da hacer algo por ti mismo da el mismo subidón, si no más, que comprar algo», dice.
«¿Cómo te sientes?» es otro mantra por el que jura Mittal. «Antes, bajaba mi emoción en función de otras personas, ya sean amigos, familiares o un grupo, para resolver una situación. Sin embargo, ahora me reviso a mí mismo y veo cómo me siento y le doy validez, dice Mittal, que añade que uno también empieza a perdonarse a sí mismo a los 30 años.
La comida es un lenguaje de amor en la India, dice Mittal, y bromea: «Las parejas marathi no dicen te quiero sino jevlis kha (¿has comido?)». Compartiendo su experiencia como alumna de un internado, Mittal dice que comía como si fuera la última comida. Su relación con la comida cambió cuando se dio cuenta de que no había necesidad de apresurarse y atiborrarse y que «se presentará más comida cuando tengas hambre».
Aunque Mittal evita ser demasiado calculadora con lo que come, cree que somos lo que comemos. «Es difícil llevar la cuenta de lo que se come y nuestras vidas son tan estresantes que a veces acabamos comiendo cosas no tan saludables. Pero comer gatte ki sabzi con makke di rotti, que está cargado de ghee, todos los días, hará que te gusten esas cosas», dice.
«Si no eres extremadamente rico, intenta estar sano. La gente con dinero puede permitirse un nuevo órgano o algún trasplante. Pero si te pones sano, reduces tus gastos médicos. En ese sentido, la salud es riqueza. Sólo tenemos un cuerpo y tenemos que amarlo», dice Mittal.