
Vitamina D La deficiencia de vitamina D en los adultos mayores, si se aborda en el momento adecuado y con la administración de suplementos incorporados a sus regímenes de atención sanitaria, puede evitar que desarrollen demencia de Alzheimer (EA).
Un estudio realizado en Alemania con 1.334 ancianos ha indicado cómo Deficiencia de vitamina D aumentó su riesgo de progresión de la enfermedad y valida estudios longitudinales poblacionales anteriores. Con una edad media de los participantes de 84 años, que fueron seguidos durante aproximadamente siete años, 250 participantes desarrollaron demencia por todas las causas. De ellos, 209 desarrollaron EA y 41 demencia vascular. El estudio descubrió que las concentraciones más elevadas de vitamina D se asociaban significativamente con una menor incidencia de demencia por todas las causas y, cuando se modelaban con factores de confusión, como el estilo de vida y los factores de riesgo para la salud cardiometabólica, la correlación se mantenía.
Los resultados del estudio
Analizando las concentraciones de vitamina D en muestras de suero y sangre de los participantes, el estudio observó que las muestras con concentraciones de vitamina D inferiores a 25 nanomoles por litro (nmol/L) se asociaban con un mayor riesgo de demencia incidente por todas las causas en comparación con las muestras con concentraciones de vitamina D superiores a 50 nmol/L. En el caso de la EA, se observó que las concentraciones de vitamina D inferiores a 25 nmol/L y superiores a 25 nmol/L pero inferiores a 50 nmol/L se asociaban a una mayor incidencia en comparación con las muestras con más de 50 nmol/L. Así pues, efectivamente, una concentración de vitamina D superior a 50 nmol/L puede resultar beneficiosa. Además, en lo que respecta a la demencia vascular, que altera la memoria, el pensamiento y el comportamiento, las concentraciones de vitamina D superiores a 25 nmol/L pero inferiores a 50 nmol/L se asociaron a un menor riesgo de incidencia en comparación con las muestras con concentraciones de vitamina D superiores a 50 nmol/L.
Importancia de la vitamina D para la función cerebral
La vitamina D interviene en funciones cerebrales como contrarrestar el estrés oxidativo, que descompone los tejidos celulares y daña el ADN y, a su vez, provoca inflamación. Factores como las dietas ricas en azúcar y alimentos procesados, la obesidad, el tabaquismo, la contaminación y la exposición a sustancias químicas nocivas como los pesticidas aumentan el riesgo de estrés oxidativo, que induce la disfunción celular y la degeneración del cerebro. El estrés oxidativo puede desempeñar un papel esencial en la patogénesis de la enfermedad de Alzheimer y la vitamina D3 es un nutriente con actividades neuroprotectoras y antioxidantes.
La vitamina D también interviene en las vías de la inflamación, en la liberación de neurotransmisores, la homeostasis del calcio -es decir, el transporte de calcio a los riñones, el intestino y los huesos mediante la regulación hormonal- y la modulación del sistema inmunitario.
El receptor de la vitamina D, que funciona como regulador génico, está muy expresado en varias zonas del cerebro: el córtex, el hipocampo, las neuronas dopaminérgicas y el núcleo cerebral, y los cambios en la expresión génica relacionada con la vitamina D podrían inducir el envejecimiento y la neurodegeneración. La literatura existente sugiere que el estado de deficiencia de vitamina D en pacientes con Alzheimer debería tenerse en cuenta durante su tratamiento.
¿Qué dicen los expertos sobre la vitamina D en el contexto indio?
La Dra. Sucheta Mudgerikar, neuróloga consultora senior de los Hospitales Apollo de Gandhinagar, señala: «A pesar de tener abundante luz solar incluso en invierno, casi el 76% de los indios padecen deficiencia de vitamina D». Esto puede deberse a deficiencias en la dieta, a permanecer en casa, a cubrirse los brazos y la cara para evitar el oscurecimiento de la piel, a la contaminación, a una piel más oscura con mayores niveles de melanina, etc.».
La vitamina D desempeña un papel importante en el desarrollo neuronal, la neuroplasticidad y el funcionamiento del cerebro. Su deficiencia puede causar depresión, ansiedad y trastornos del sueño, lo que puede contribuir a reducir las facultades mentales. Estudios recientes han demostrado una asociación de la deficiencia grave de vitamina D con la EA. Es interesante que se haya observado una mejora de la cognición al corregir una carencia moderada. Sin embargo, una advertencia: no tome vitamina D sin consejo médico, ya que la hipervitaminosis también puede causar problemas. En un escenario normal, una exposición diaria de 30 minutos a la luz solar con los brazos y la cara descubiertos puede proporcionarle suficiente vitamina D para el día».