Los investigadores han manipulado un tipo de glóbulos blancos, llamados macrófagos, para eliminar tumores sólidos silenciando su vía molecular que les impide atacar a nuestras propias células. Cánceres que forman tumores sólidos, como los de mama, cerebro o piel, son especialmente difíciles de tratar. La cirugía suele ser la primera línea de defensa para los pacientes que luchan contra tumores sólidos.
Sin embargo, la cirugía puede no eliminar todas las células cancerosas, y las células sobrantes pueden mutar y diseminarse por el organismo.
El nuevo método, descrito en la revista Nature Biomedical Engineering, no sólo elimina las células cancerosas, sino que enseña al sistema inmunitario a reconocerlas y eliminarlas en el futuro.
«Debido a las propiedades físicas de un tumor sólido, es todo un reto diseñar moléculas que puedan penetrar en estas masas», explica Dennis Discher, profesor de la Universidad de Pensilvania (EE UU). «En lugar de crear una nueva molécula que haga el trabajo, proponemos utilizar células que se ‘comen’ a los invasores: los macrófagos», dijo Discher.
Los macrófagos, un tipo de glóbulos blancos, engullen y destruyen inmediatamente invasores como bacterias, virus e incluso implantes para eliminarlos del organismo.
La respuesta inmunitaria innata de los macrófagos enseña a nuestro organismo a recordar y atacar a las células invasoras en el futuro. Esta inmunidad aprendida es esencial para crear una especie de vacuna contra el cáncer. Sin embargo, un macrófago no puede atacar lo que no ve. «Los macrófagos reconocen las células cancerosas como parte del cuerpono invasores», afirma Larry Dooling, investigador postdoctoral de la Universidad de Pensilvania.
«Permitir que estos glóbulos blancos para ver y atacar a las células cancerosas, tuvimos que investigar la vía molecular que controla la comunicación entre células. Desactivar esta vía -una interacción de punto de control entre una proteína llamada SIRPa en el macrófago y la proteína CD47 que se encuentra en todas las células ‘propias’- fue la clave para crear esta terapia», afirmó Dooling.
Los macrófagos modificados se pusieron a prueba en «tumoroides», conglomerados de células de melanoma de ratón en placas de cultivo. Los macrófagos se agruparon cooperativamente en torno a las células cancerosas, las separaron y destruyeron progresivamente el tumor.
En las pruebas realizadas, las células manipuladas fueron capaces de eliminar tumores en el 80% de los ratones. La eliminación del tumor desencadenó una respuesta inmunitaria adaptativa. Semanas después, aumentaron los anticuerpos de inmunoglobulina G contra el cáncer, según los investigadores.
Según los investigadores, la terapia con macrófagos artificiales funciona mejor en combinación con la terapia con anticuerpos ya existente, y añaden que algún día los pacientes podrán confiar en estas células para eliminar tumores sólidos, así como la necesidad de futuros tratamientos.
La terapia con macrófagos podría ser la clave de una vacuna contra el cáncer, al destruir las células cancerosas y enseñar al organismo a destruir las células cancerosas que surjan en el futuro, lo que cambiaría las reglas del juego en la lucha contra el cáncer, añadieron.
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