Por Jonathan Johnston, Universidad de Surrey y Alex Johnstone y Peter Morgan, Universidad de Aberdeen Guildford/Aberdeen
Algunos de los consejos dietéticos más populares de los últimos años se han centrado en la idea de que el momento adecuado para las comidas puede marcar una gran diferencia en la cantidad de peso que se pierde. Durante mucho tiempo se dijo que, si se quería perder peso, lo mejor era hacer una comida abundante al principio del día y mantener las comidas posteriores más pequeñas.
La lógica que subyace a esta teoría es comprensible, sobre todo teniendo en cuenta que casi todas las células del cuerpo siguen el mismo ciclo de 24 horas que nosotros. Los relojes circadianos se encuentran en todo el cuerpo y regulan los ritmos diarios de la mayoría de nuestras funciones biológicas, incluyendo el metabolismo.
Debido a estos ritmos metabólicos, los científicos han propuesto que la forma en que procesamos las comidas varía en diferentes momentos del día. Este campo de investigación se denomina «crononutrición» y tiene un gran potencial para ayudar a mejorar la salud de las personas.
Comprar ahora | Nuestro mejor plan de suscripción tiene ahora un precio especial
Dos estudios de 2013 sugieren que consumir más calorías a primera hora del día y menos por la noche ayuda a las personas perder peso. Sin embargo, un nuevo e importante estudio ha descubierto que, si bien el tamaño relativo del desayuno y la cena influye en el apetito autodeclarado, no tiene ningún efecto sobre el metabolismo y la pérdida de peso.
Para investigar la relación entre el tamaño del desayuno y la cena y su efecto sobre hambreun equipo de investigadores de las universidades de Aberdeen y Surrey realizó un estudio controlado en personas sanas pero con sobrepeso. Los participantes fueron alimentados con dos dietas, cada una de ellas durante cuatro semanas: un desayuno grande y una cena pequeña, y un desayuno pequeño con una cena grande. Los almuerzos se mantuvieron iguales.
Proporcionamos todas las comidas para saber exactamente cuántas calorías consumían los participantes en el estudio. Medimos el metabolismo de los participantes, incluyendo el control de cuántas calorías quemadas.
Todos los participantes en el estudio llevaron a cabo ambas condiciones de dieta para poder comparar el efecto de los patrones de comida en las mismas personas.
Predijimos que un gran desayuno y una pequeña cena aumentarían las calorías quemadas y la pérdida de peso. En cambio, los resultados del experimento no encontraron diferencias en el peso corporal ni en ninguna medida biológica de uso de energía entre los dos patrones de comidas.
Las medidas del uso de energía incluyeron la tasa metabólica basal (cuántas calorías utiliza el cuerpo en reposo), la actividad física y el uso de una forma química de agua que permite evaluar el uso total de energía diaria.
Tampoco hubo diferencias en los niveles diarios de de glucosa en sangre, la insulina o los lípidos. Esto es importante porque los cambios de estos factores en la sangre están asociados con la salud metabólica.
Nuestros hallazgos son coherentes con los estudios a corto plazo (de uno a seis días) sobre el horario de las comidas, en los que los participantes viven en una cámara respiratoria de laboratorio (una habitación pequeña y hermética equipada con las comodidades básicas) mientras dura el experimento. En conjunto, la investigación sugiere que la forma en que nuestro cuerpo procesa las calorías por la mañana frente a la noche no influye la pérdida de peso en la forma en que se ha informado en otros estudios.
En nuestro estudio, la única diferencia fue un cambio en la sensación de hambre autodeclarada y los factores relacionados, como la cantidad de comida que querían comer. A lo largo del día, el patrón de comidas de un gran desayuno y una pequeña cena hizo que los participantes informaran de menos hambre a lo largo del día. Este efecto puede ser útil para las personas que quieren perder peso, ya que puede ayudarles a controlar mejor su hambre y a comer menos.
Como en toda investigación, nuestro estudio tiene algunas limitaciones. Sólo estudiamos a los participantes durante cuatro semanas para cada patrón de comidas. Las investigaciones anteriores han mostrado las mayores diferencias en los efectos de la ingesta de energía temprana frente a la tardía después de cuatro semanas. Sin embargo, el hecho de que ni las calorías ingeridas ni las calorías quemadas cambiaran a lo largo de cuatro semanas muestra que es poco probable que el peso corporal haya cambiado si el estudio fuera más largo.
A los participantes en el estudio también se les permitió elegir la hora exacta de cada comida. A pesar de esto, hubo una diferencia insignificante en el horario de cada patrón de comidas.
La crononutrición sigue siendo un área de investigación apasionante y cada vez hay más pruebas de que el horario de las comidas puede desempeñar un papel importante en la mejora de la salud de muchas personas. Sin embargo, nuestras últimas investigaciones indican que la hora del día en que se realiza la mayor comida no es tan importante para la pérdida de peso como se pensaba.
📣 Para más noticias sobre el estilo de vida, síganos en Instagram | Twitter ¡| Facebook y no te pierdas las últimas actualizaciones!