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Por qué sólo la fruta y la verdura no pueden servir para prevenir el cáncer

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Por qué sólo la fruta y la verdura no pueden servir para prevenir el cáncer

Para entender los requisitos de la dieta para combatir el cáncer, primero hay que repasar los fundamentos de la nutrición. Aguacates, espinacas, col rizada, tomates y quinoa, debe conocer una serie de alimentos que incluye con cariño en su dieta diaria en nombre de la «buena alimentación». Pero, ¿qué tipo de alimentos pueden definirse exactamente como alimentos saludables? ¿Es el mismo conjunto de componentes nutricionales adecuado o saludable para todos? ¿O hay alguna diferencia que debamos conocer?

A la mayoría de los médicos les resulta difícil responder a estas preguntas porque la alimentación saludable difiere de las necesidades dietéticas de cada persona. Además, la elección de los alimentos saludables depende esencialmente del peso actual, los niveles de actividad física, los objetivos de forma física o la presencia de afecciones y trastornos comórbidos como las enfermedades renales o hepáticas. Del mismo modo, el concepto de «ingesta correcta de alimentos para combatir el cáncer» debe entenderse también desde esta perspectiva.

EN PRIMER LUGAR, REDUCIR EL PESO CORPORAL

El impacto más importante de la dieta en el riesgo de cáncer está mediado por el peso corporal. La obesidad, el peso y la inactividad son los principales factores que contribuyen al riesgo de cáncer (obesidad visceral). Los individuos obesos tienen un mayor riesgo de mortalidad por todos los tipos de cáncer. Además del peso corporal, el consumo de alcohol es el factor de riesgo dietético establecido para el cáncer.

El consumo de alcohol aumenta el riesgo de numerosos cánceres como el de hígado, esófago, faringe, cavidad oral, laringe, mama y recto. La asociación entre el consumo de alcohol y el cáncer de mama es notable porque se ha encontrado un riesgo pequeño pero significativo incluso con una bebida al día.

GRASAS MONOINSATURADAS FRENTE AL CÁNCER DE MAMA

Se observa una asociación inversa entre las grasas monoinsaturadas y el cáncer de mama. Se observan tasas relativamente bajas de cáncer de mama en los países del sur de Europa con una elevada ingesta de aceite de oliva como principal fuente de grasa. La grasa animal aumenta el riesgo de cáncer de próstata. Las tasas de otros cánceres comunes en los países ricos, como los de endometrio y ovario, también están correlacionadas con el consumo de grasas.

¿PUEDEN FUNCIONAR LAS FRUTAS Y LAS VERDURAS?

Actualmente, el consumo de frutas y verduras parece ser menos importante en la prevención del cáncer de lo que se suponía y se ha convertido en algo menos esencial para la prevención del cáncer. Se ha visto que el consumo frecuente de productos a base de tomate está asociado a un menor riesgo de cáncer de próstata, pulmón y estómago. Los carotenoides actúan como antioxidantes y estimulan las propias defensas antioxidantes del cuerpo, disminuyendo el daño de los radicales libres en el ADN que puede conducir al cáncer. La soja contiene isoflavonas y fitoestrógenos que compiten con el estrógeno por el receptor de estrógeno. En los países asiáticos, que tienen un alto consumo de alimentos de soja, las tasas de cáncer de mama han sido bajas. El consumo elevado y los niveles plasmáticos altos de vitamina D se han asociado a un menor riesgo de varios tipos de cáncer, como el de mama, próstata, páncreas y linfoma.

Una regla general es tomar una dieta equilibrada, que incluya todos los componentes dietéticos esenciales, incluidos los hidratos de carbono, las proteínas, las grasas, los minerales, las vitaminas y las fibras. Los hidratos de carbono, incluidas las fibras, deben constituir el 65% de la dieta, las grasas deben contener casi el 30% y el 35% restante debe proceder de las proteínas, según la OMS.

La evidencia acumulada sugiere que la composición genética de un individuo afecta en gran medida a la eficacia de las recomendaciones dietéticas. Impulsados por las nuevas tecnologías y paradigmas, los científicos de la nutrición han adoptado la genómica nutricional o nutrigenómica, que en el futuro será el motor de la investigación nutricional. Es posible que muchos factores dietéticos no actúen de forma aislada y que sea su interacción con otros factores dietéticos, de estilo de vida y/o genéticos.