El consumo excesivo de cualquier cosa es malo para la salud, y eso incluye también las proteínas. Según el ICMR (últimas directrices de 2020), un adulto sano necesitaría entre 0,8 y 1 g de proteína por kg de peso corporal. En la India, las personas consumen proteínas en exceso solo por una estimación aproximada, o apenas alcanzan los 0,6 g por kg de peso corporal.
La Dra. Eileen Canday, HOD – Nutrición y Dietética, Sir HN Reliance Foundation Hospital, dice que consumir más del doble de los requisitos de proteínas durante un período prolongado de tiempo puede representar un riesgo para los órganos vitales para metabolizar los desechos del sistema del cuerpo.
El médico agrega que los riesgos asociados con el consumo excesivo crónico de proteínas en personas que ya tienen una función orgánica comprometida incluyen:
– Enfermedad cardiovascular
– Trastornos de los vasos sanguíneos
– Lesiones hepáticas y renales
– El daño adicional a estos órganos podría ser fatal
El consumo excesivo también se ha relacionado con
– Mayor riesgo de complicaciones en personas con diabetes tipo 2
– Un mayor riesgo de cáncer para quienes consumen en exceso carnes procesadas
– Osteoporosis y osteopenia si se consumen proteínas desprovistas de minerales esenciales
El médico explica algunos de los efectos secundarios peligrosos que podrían resultar del consumo excesivo de proteínas:
1. Aumento de peso
Aunque las dietas ricas en proteínas afirman que ayudan a perder peso, si una excede el requerimiento calórico total, entonces se almacena como reservas de energía que podrían conducir a un aumento de las reservas de grasa. Esto podría interferir con el régimen de pérdida de peso al retener el exceso de proteína como grasa.
2. Daño renal
El exceso de proteína puede dañar a los pacientes que ya tienen una enfermedad renal. El abundante nitrógeno contenido en los aminoácidos que componen las proteínas es la razón detrás de esto. Los riñones dañados deben trabajar más para eliminar el exceso de nitrógeno y los productos de desecho del metabolismo de las proteínas.
3. Un mayor riesgo de cáncer
Ciertas dietas ricas en proteínas, particularmente aquellas con exceso de proteínas a base de carne roja, se han asociado con un riesgo elevado de varios problemas de salud, incluido el cáncer, según estudios. El cáncer colorrectal, de mama y de próstata está relacionado con comer más carne roja y/o procesada. Comer proteínas de otras fuentes, por otro lado, se ha relacionado con un menor riesgo de cáncer.
4. Enfermedad del corazón
Una dieta rica en proteínas que incluya muchas carnes rojas con grasas saturadas y productos lácteos enteros puede contribuir a la enfermedad cardíaca. Esto podría estar relacionado con un mayor consumo de grasas saturadas y colesterol. Según una investigación de 2010, las mujeres que consumían mucha carne roja y productos lácteos ricos en grasas tenían un mayor riesgo de enfermedad coronaria. Se demostró que las aves de corral, el pescado y las nueces reducen el riesgo. El consumo prolongado de carne roja también puede aumentar el N-óxido de trimetilamina (TMAO), una molécula producida en el intestino relacionada con la enfermedad cardíaca, según una investigación de 2018.
5. Deficiencia de calcio
Anteriormente se pensaba que la pérdida de calcio puede ocurrir si consume una dieta rica en proteínas a base de carne. Esto se ha relacionado con la osteoporosis y la mala salud de los huesos en el pasado. Una revisión de los datos publicados en 2013 indicó un vínculo entre el consumo excesivo de proteínas y la mala salud ósea. Sin embargo, hallazgos recientes sugieren que el efecto de la proteína en la salud ósea aún no está probado. La ingesta adecuada de proteínas, particularmente de fuentes lácteas, es esencial para apoyar el crecimiento óseo.
Según el Dr. Canday, si se desea consumir proteínas altas, se debe tener en cuenta lo siguiente:
* Identificar cuánta proteína necesita el cuerpo. Las necesidades de proteínas de cada individuo dependen de muchos aspectos, como el peso, la edad, los objetivos de composición corporal, la etapa del ciclo de vida y los problemas médicos.
* Elija una fuente de proteína de buena calidad de claras de huevo, productos lácteos bajos en grasa como suero de leche, cuajada, paneer o requesón, soja o tofu, carnes magras como pescado o cortes magros de aves, otras fuentes como legumbres, lentejas, dals, nueces y semillas.
* Si sufre algún trastorno de algún órgano, como una enfermedad hepática comprometida, insuficiencia renal, diabetes, cáncer o condiciones médicas que requieran un control estricto de la ingesta de proteínas, consulte a un dietista para que la cantidad de proteína pueda calcularse con precisión.
* Mientras se evita el consumo excesivo, tenga cuidado de no bajar los niveles hasta el punto de que provoque deficiencias y pérdida de masa muscular.
“Las personas sanas no necesitan duplicar o triplicar su ingesta de proteínas. En general, las personas que son físicamente activas, como los atletas, los entrenadores de pesas (asistentes al gimnasio), las mujeres embarazadas y lactantes, las personas que están bajo tratamiento médico para el cáncer o en diálisis, necesitarán más de 1 g por kg de peso corporal, pero esto tiene que ser prescrito por un nutricionista calificado o un dietista”, concluye el médico.
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