La Alianza para la Reforma del Juego del estado australiano de Victoria, una campaña de colaboración para reducir los daños causados por el juego en el país, calculó que los jugadores habían perdido 66.000 millones de dólares en los últimos 30 años. La organización utilizó datos recogidos por el Control del Juego y los Casinos de Victoria y descubrió que los australianos ocupan actualmente el primer lugar en cuanto a pérdidas medias por juego, con unos 1.000 dólares por adulto al año.
La opinión pública empieza a volverse contra el juego
A diferencia del resto del mundo, las máquinas de póquer en Australia no se limitan a los casinos. Alrededor del 80% de las tragamonedas del país se encuentran en clubes y pubs. Estas restricciones laxas han propiciado su rápida difusión, y Australia alberga ahora el 18% de las máquinas de póquer del mundo.
Afortunadamente, el apoyo del público a las máquinas está disminuyendo constantemente. Los principales clubes deportivos australianos han empezado a vender sus locales de juego. Asimismo, la Liga de Retornados y Servicios de Australia (RSL), una organización de apoyo a las personas que han servido o sirven en las Fuerzas de Defensa australianas, se está distanciando poco a poco de las máquinas de póquer. Según Lucas Moon, antiguo presidente de la RSL de Hawthorn, las tragaperras no aportan ningún beneficio económico y sólo causan perjuicios.
La RSL es una organización benéfica… pero está ofreciendo un producto que todos sabemos que perjudica a las personas.
Lucas Moon, ex presidente de la RSL de Hawthorn
Moon comentó que la organización había olvidado su misión principal de proteger a los veteranos. Compartió sus observaciones de que las máquinas de póquer alejaban a los jóvenes veteranos de obtener apoyo, mientras que muchos desarrollaban adicciones y gastaban todas sus compensaciones en el juego.
Cómo perder un millón de dólares en las tragaperras
Ian Correia, de 56 años, es un caso de estudio de los problemas de juego en Australia. Durante sus 25 años de adicción, el hombre calcula que gastó al menos un millón de dólares en las máquinas de póquer de Victoria. Perdió su matrimonio, arruinó la relación con sus hijos e incluso intentó suicidarse.
Renuncié a tener acceso a mis hijos en favor del juego.
Ian Correia
En un momento dado, Correia se dio cuenta de que vivía en su coche y gastaba el 90% de su sueldo en máquinas tragaperras. Su hija mayor se negó a comunicarse con él, y rápidamente se vio acosado por ataques de pánico y contempló el suicidio. En tres ocasiones lo intentó.
Afortunadamente, la historia de Correia tiene un final feliz. Consiguió superar su adicción, salvar la relación con sus hijos y ahora ofrece apoyo a otras víctimas de la adicción al juego.
Las reformas deben superar la poderosa presión de los lobbies
Según la Alianza para la Reforma del Juego, casos como el de Correia se han convertido en algo habitual. Personas buenas y respetuosas con la ley acaban en la cárcel o se quitan la vida debido a la naturaleza depredadora de las máquinas tragaperras. La Alianza exige un límite máximo de apuesta de 1 dólar y la prohibición de los locales que ofrecen acceso las 24 horas del día.
A pesar de los esfuerzos de la Alianza, la introducción de regulaciones más estrictas en Victoria se enfrentaría a una fuerte oposición. El estado obtuvo 1.600 millones de dólares de los impuestos sobre el juego en 2021, y los políticos se enfrentan a una importante presión de los grupos de presión. La Asociación Australiana de Hoteles, una fuerte defensora de los pubs y las máquinas tragaperras, donó 761.000 dólares durante las elecciones de 2019.
