Cuando la economía estadounidense se hundió durante la crisis financiera mundial de 2008, un euro valía aproximadamente 1,6 veces el dólar. En la actualidad, la exposición de Europa a la guerra de Rusia en Ucrania y el retraso del Banco Central Europeo en la subida de los tipos de interés han llevado al euro a la paridad, es decir, a una relación de 1:1 con el dólar. Es la primera vez que el euro cae a este nivel desde 2002.
1. ¿Por qué se hunde el euro?
Europa es la que más está sufriendo la guerra, que ha desencadenado una crisis energética y podría provocar una recesión potencialmente larga y profunda. Esto pone al BCE en una posición difícil -tratando de frenar la inflación y amortiguar una desaceleración de la economía-, ya que pretende aumentar los costes de los préstamos por primera vez desde 2011. Al mismo tiempo, la Reserva Federal de EE.UU. está subiendo los tipos de interés mucho más rápido que los 19 países de la zona euro. En consecuencia, los rendimientos del Tesoro estadounidense son más elevados que los de la deuda europea, lo que empuja a los inversores hacia el dólar y a alejarse del euro. Además, el billete verde se beneficia de su condición de refugio seguro, lo que significa que, a medida que la guerra se prolonga y las consecuencias se agravan, el euro sigue cayendo.
2. ¿Por qué un euro más débil es un problema?
Durante años, los responsables políticos de muchos países han acogido con agrado el debilitamiento de las monedas como forma de impulsar el crecimiento económico, ya que hace que sus exportaciones sean más competitivas. Pero ahora, con la inflación en la eurozona en su nivel más alto desde que se tienen registros, la debilidad de la moneda no es deseable porque frena el aumento de los precios al encarecer las importaciones. En junio, los precios de consumo en la zona del euro subieron un 8,6% en comparación con el año anterior. Algunos responsables políticos han señalado que un euro más débil es un riesgo para el objetivo del banco central de reducir la inflación al 2% a medio plazo, aunque el BCE no tiene como objetivo el tipo de cambio. Sin embargo, si se compara con otras monedas, a excepción del dólar, el euro parece más resistente.
3. ¿Importa el nivel 1:1?
Sí, es un umbral psicológico para el mercado. La primera vez que el euro cayó a la paridad con el dólar fue en diciembre de 2001, ni siquiera un año después de su creación. Al igual que hoy, los analistas apuntaron a un aumento del diferencial entre los rendimientos de los bonos alemanes y estadounidenses y a un mayor crecimiento de Estados Unidos. Esto fue un golpe para el orgullo europeo, que veía la moneda común como un importante proyecto político y un rival del dólar dominante. Hoy en día, el euro se considera una de las principales monedas del mundo para las transacciones y las reservas, aunque alcanzar la paridad siga siendo simbólico.
4. ¿Dónde está el suelo?
Es difícil de decir. Algunos analistas han pronosticado que la moneda común podría caer hasta 90 céntimos de dólar si Rusia agudiza la crisis reteniendo más entregas de gas a Europa. Desde principios de julio, los operadores de opciones han apostado más por el nivel de 0,95 dólares, con 0,9850 dólares como suelo a corto plazo, según los datos de negociación de la Depository Trust and Clearing Corporation. Los analistas del Deutsche Bank han calculado que un deslizamiento hacia los 0,95-0,97 dólares se situaría en los extremos históricos de los tipos de cambio desde el final del llamado sistema de Bretton Woods en 1971, que vinculaba el valor de muchas monedas al dólar estadounidense. No obstante, estos niveles podrían alcanzarse en una recesión, añadieron.
5. ¿Qué podría desencadenar un cambio de rumbo?
La clave es la reducción de la brecha de los tipos de interés con otros mercados de bonos mundiales. En el momento en que la Fed subió los tipos de interés en 150 puntos básicos en sólo tres meses, el BCE aún no había movido ficha, manteniendo su tipo de interés oficial en negativo. Aunque los responsables europeos de la fijación de tipos han señalado el inicio de su ciclo de subidas de tipos -incluida una posible subida de 50 puntos básicos en septiembre-, existen dudas sobre la duración de este ciclo. Subir los tipos es más difícil para el BCE que para otros bancos centrales. De hecho, es probable que los costes de endeudamiento de los países más endeudados de la eurozona se desborden si los inversores empiezan a dudar de su capacidad para mantener sus niveles de deuda. Incluso la insinuación de que los responsables políticos estaban considerando endurecer la política más rápido de lo que algunos esperaban en junio envió el rendimiento italiano a 10 años por encima del 4% por primera vez desde 2014. Desde entonces, los inversores han estado más o menos tranquilos gracias a las promesas de un nuevo instrumento para evitar las subidas injustificadas de los rendimientos de los bonos. Pero si este plan decepciona a los mercados, éstos podrían empezar a dudar del grado de endurecimiento que el BCE está dispuesto a proporcionar.
6. ¿Es una crisis existencial para el euro?
No, aunque aparte de la presión sobre su valor, la moneda común se ha enfrentado a retos como concepto en el pasado. Desde su creación, los opositores han señalado las dificultades de gestionar una unión monetaria de economías dispares. Esto fue más evidente durante la crisis de la deuda soberana de la eurozona en 2012, cuando los inversores comenzaron a huir de los activos de los países más endeudados, como Grecia, Italia y España. El auge de los políticos euroescépticos en Italia y en otros países también suscitó la preocupación por la resistencia del bloque. Un momento decisivo se produjo en julio de 2012, cuando el presidente del BCE, Mario Draghi, se comprometió a hacer «lo que sea necesariopara salvar la moneda común». Sin embargo, las intervenciones directas en apoyo del euro en los mercados de divisas son poco frecuentes, aunque los bancos centrales sí intervinieron en 2006.
7. ¿Quién se beneficia de un euro más débil?
En general, la debilidad del euro frente al dólar ayuda a los exportadores europeos, ya que hace más competitivos sus productos y aumenta sus beneficios. El continente americano representa más del 40% de las ventas de 70 grandes empresas europeas. También ayuda al turismo internacional hacia Europa, reduciendo el coste de sus viajes al darles más poder adquisitivo.
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